La difícil erradicación de Sendero Luminoso en Perú
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El gobierno peruano anunció el pasado lunes haberle acertado un fuerte golpe a Sendero Luminoso. Una columna de la guerrilla de orígen maoista fue desarticulada tras la captura de dos de sus líderes. ¿Qué peso tiene aún esta guerrilla? ¿Tiene todavía un proyecto político?
En mayo de 1980, Sendero Luminoso provocó un conflicto interno en Perú que terminó en el año 2000. Según un informe de la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación, al menos 69.000 personas murieron durante este período. 15 años después, Sendero Luminoso sigue siendo una verdadera preocupación para el gobierno peruano.
El pasado lunes, el gobierno peruano anunció la desarticulación de una columna del grupo terrorista en el sur de la región de Cuzco, con la captura de sus dos principales mandos operativos en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (zona conocida por el acrónimo VRAEM).
A pesar de ello, Ricardo Soberón, director del Centro de Investigación sobre Drogas y Derechos Humanos (CIDDH), piensa que el gobierno no está viendo la amplitud del problema al considerar que sólo se trata de narcotráfico: "Nosotros sostenemos que Sendero Luminoso en el VRAEM todavía tiene una mirada política, por la forma como actúa y por sus relaciones particulares con la población civil". En efecto, las Fuerzas Armadas aseguran que sus miembros no ofrecen combate directo sino que disparan y huyen en lo que son más que todo acciones de hostigamiento.
El VRAEM, acrónimo del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, es una franja de selva entre montañas que une las regiones de Huancayo, Ayacucho, Apurimac y Cuzco. Una zona que ha sido refugio de la guerrilla desde hace tres décadas y donde el narcotráfico por el cultivo de cocales ha florecido.
Aunque la mayoría de sus líderes están presos, Sendero Luminoso sigue aterrorizando a la población. Las tropas peruanas liberaron hace algunos días a 54 personas cautivas para sus propósitos bélicos. Las mujeres adultas secuestradas fueron violadas para dar a luz "a soldados senderistas".
El gobierno habla de 350 integrantes de los cuales únicamente 80 estarían armados. Ricardo Soberón insiste en la necesidad de luchar contra el narcotráfico para asfixiar a Sendero Luminoso, y subraya el mal funcionamiento del Observatorio Peruano de Drogas: "La organización lleva tres años sin publicarel informe sobre conversión de coca en cocaína, lo que nos permitiría saber cuánta droga se produce en el Perú".
Mientras que el Ejército sigue combatiendo a la guerrilla en el VRAEM, cuerpos de personas fallecidas durante el conflicto, sobre todo campesinos, siguen siendo exhumados de las foses comunes que ahí se encuentran. Se estima que en Ayacucho, habría una fosa cada tres kilómetros cuadrados.
Entrevistado: Ricardo Soberón, director del Centro de Investigación sobre Drogas y Derechos Humanos (CIDDH).
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