Slow Food/Estados Unidos

Denver, la ciudad del buen comer

Se suele decir que en la capital de Colorado los gordos son una minoría. La verdad es que es una de las cosas que sorprende cuando se camina por la ciudad. Jóvenes y adultos lucen cuerpos bronceados, musculosos, pero sin exceso. Los denverianos tienen fama de apreciar la comida sana, sabrosa, variada y sustentable.

Foto tomada del recetario de Linda Hampsten Fox. Costillitas de cochino.
Foto tomada del recetario de Linda Hampsten Fox. Costillitas de cochino. ®SilviaCeli/RFI
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En Denver, la gastronomía ha sido enriquecida por la influencia de la inmigración. Casi todos, al igual que en el resto del país, tienen un ancestro francés, holandés, latinoamericano u otro. Todas esas culturas se reflejan en una increíble variedad de restaurantes, desde los especializados en carne, que hay mucha gracias a la ganadería del Estado, pasando por los que ofrecen cocina mediterránea, japonesa, latinoamericana, en particular la mexicana, pero también la americana, a menudo revisitada.

El restaurent Snooze, en Union Station, que de por si vale la pena visitar, ofrece las típicas "pancakes" de muchas maneras y las “omelettes” o tortillas de huevos no escapan a la imaginación de los cocineros.

Union Station, la estación ferroviaria de Denver. Allí hay una gran variedad de restaurantes. Denver, Colorado, julio de 2019.
Union Station, la estación ferroviaria de Denver. Allí hay una gran variedad de restaurantes. Denver, Colorado, julio de 2019. ®SilviaCeli/RFI
Una vista del interior de Snooze, en Union Station. Denver, Colorado. Julio de 2019.
Una vista del interior de Snooze, en Union Station. Denver, Colorado. Julio de 2019. ®SilviaCeli/RFI

Eso sí, hay que tener mucho apetito para terminar cualquiera de los platos.

Mega Pancake de Snooze, un simpático restaurante ubicado en Union Station: Denver, Colorado. Julio de 2019.
Mega Pancake de Snooze, un simpático restaurante ubicado en Union Station: Denver, Colorado. Julio de 2019. ®SilviaCeli/RFI

Safta, ubicado en La Source, una antigua fábrica que acoge restaurantes muy variados e incluso una panadería fabulosa, Reunion Breas Co. Su propietario, Ismael de Sousa, es venezolano. Entre sus especialidades están “los golfeados”, un panecillo dulce con queso, típico de Venezuela,"que ha tenido mucho éxito", asegura.

Volviendo al Safta, a través del menú se recorren especialidades de Israel, Bulgaria, Yemen, Siria, Marruecos, Turquía, Palestina y Grecia. Esta cocina, muy popular en Francia, por ejemplo, alcanza allí un nivel de refinamiento excepcional.

Los falafel con hierba son deliciosos. Los calabacines con yogur, semillas de girasol y menta, un placer para las papilas por la delicadeza de la preparación.

El tamaño de los platos se adapta al hambre del cliente, pequeño o grande.

La selección de vinos es muy interesante también. Algo muy atractivo para los amantes del vino en una ciudad reputada por sus cervezas.

En realidad una de las especialidades en el Estado de Colorado es esta bebida. Según la American Homebrewers Association, en Colorado habría más de 100.000 casas cerveceras.

Suculentos falafel del restaurante Safta. Denver, Colorado. Julio de 2019.
Suculentos falafel del restaurante Safta. Denver, Colorado. Julio de 2019. ®SilviaCeli/RFI

El mejor ejemplo de las influencias en la gastronomía que se ofrece en Denver se puede descubrir en The Bindery. Linda Hampsten Fox, de origen polaco, es la chef y la dueña.

La chef Linda Hampsten Fox, en su restaurant The Bindery. Denver, Colorado. Julio 2019.
La chef Linda Hampsten Fox, en su restaurant The Bindery. Denver, Colorado. Julio 2019. ®SilviaCeli/RFI

Muy conectada al movimiento Slow Food, todo el mobiliario y todos los materiales de construcción, de aislamiento térmico y acústico, provienen del reciclaje o de fuentes renovables. Los productos alimentarios son suministrados por productores locales.

Linda vivió muchos años en Italia, pero también en otros países como Suiza.

“Yo nací en la década de los sesenta, una época para comer inocencia. Las cenas frente al televisor y la Fast Food estaban emergiendo. La gente aún estaba apegada a la tierra y dependía de los granjeros locales. Algunas veces mi papá llegaba a la casa cargado de pepinos. En otra ocasión llevaba melones más grandes que nuestras cabezas. Así vivíamos nuestras vidas”, cuenta Linda.

“Soy hija de inmigrantes. Mi papá criaba conejos para alimentar a la familia. En su honor y con mucho orgullo, proponemos conejo en nuestro menú”, precisa la chef de The Bindery.

La cocina de Linda refleja, no solo sus largas estadías en otros países, es también el resultado de memorias enternecedoras de su infancia:

“Los sabores y los recuerdos variaban según la estación. En el colegio o en vacaciones, con sweater o en traje de baño. Esos momentos convirtieron cada tajada de sandía, un puñado de mejillones o un pedacito de puerco crujiente en algo puro e inolvidable”.

Linda publicó un libro de cocina con recetas para cada estación. Un helado que a simple vista parece un jojoto, crema catalana servida dentro de cáscaras de huevo, costilla de res a la vaquera y gaspacho picante, son algunas de las deliciosas recetas que comparte.

Portada del libro de cocina de la chef Linda Hampsten Fox.
Portada del libro de cocina de la chef Linda Hampsten Fox. ®SilviaCeli/RFI

En Denver hay muchos restaurantes buenos pero The Bindery no es solo un descubrimiento culinario excepcional, es también la prueba de que Slow Food está ganando terreno como opción gastronómica.

 

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