Roglic se despide de la general y no es el único perjudicado en la séptima etapa

Ana María Ospina desde la ruta del Tour de France

Los rostros deformados de los corredores y su dificultad para recuperar el aliento al cruzar la meta de Le Creusot nos daban indicios de la ruda etapa que 249,1km antes había salido de Vierzon. Entre esa marea de bicicletas a la llegada pudimos abordar a un puñado de corredores para que nos relataran la jornada que en cinco horas de pedaleo cambió el panorama del podio final.

Mientras que el joven esloveno de 26 años, Matej Mohoric (Bahrain Victorious), lloraba de la emoción por su primera victoria en el Tour de Francia, su compatriota Primoz Roglic (Jumbo-Visma) se despedía de su anhelo de conquistar algún día la ronda gala. El año pasado perdió el liderato dos días antes de llegar a Paris y este año apenas finalizando la primera semana.

A menos de 20 kilómetros de meta Roglic flaqueó descolgándose del pelotón. Unos kilómetros después fue el turno del británico Geraint Thomas (Ineos-Grenadiers). A ambos les afectaron las caídas que tuvieron en los últimos días.  

El agradable clima veraniego acompañó la fuga que alcanzó a tener hasta 29 hombres, entre ellos el propio maillot amarillo Mathieu van de Poel, lo que le permitió conservarlo por sexto día consecutivo.

El español Iván García Cortina participó de la gran fuga del día mientras que su equipo, el Movistar, trataba de controlar el pelotón, por lo menos en los últimos kilómetros.

El ecuatoriano Richard Carapaz intentó ganar tiempo atacando en la cima de Signal d’Uchon (PB, 2ª, km 231). Finalmente fue atrapado por los favoritos en meta y salió del Top 10 de la general. Al finalizar la séptima etapa que sin duda cortó varias cabezas en la lucha por el podio en París, el mejor latinoamericano sigue siendo Rigoberto Urán (EF Education-Nippo).

Los equipos cambiaran sus estrategias y tirarán de nuevo las cartas para afrontar los Alpes. Por fin la montaña ya dicen algunos. 

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