Alexandre Benalla admite que cometió ‘un error’, pero ‘sobre todo político’
En una entrevista exclusiva publicada este jueves por el diario Le Monde, el exguardaespaldas de Emmanuel Macron reconoce que cometió una “gran tontería”, “sobre todo desde el punto de vista político”, por haberse involucrado, “invitado”, en la manifestación del 1° de mayo en la que golpeó a manifestantes. Benalla estima que se ensañan con su él para atacar a Macron y pone en evidencia las luchas de poder entre distintas fuerzas de seguridad de Estado.
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Una semana después de que estallara el escándalo que tiene en vilo a la sociedad francesa, Alexandre Benalla rompió el silencio con una larga entrevista al vespertino Le Monde explicando su versión de los hechos de 1° de mayo, cuando agredió a manifestantes con indumentaria que lo identificaban como policía.
“Tengo el sentimiento de haber traicionado al presidente de la República, tengo el sentimiento de haber hecho una gran tontería. Y de haber cometido una falta. Pero esta falta, es más desde un punto de vista político: jamás debí haber ido a esta manifestación como observador, luego debería, quizás, haberme mantenido al margen”, sostiene Benalla.
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El exguardaespaldas de Macron sostiene que su presencia en la manifestación no fue una iniciativa propia. “No pido ser observador. Fui invitado por Laurent Simonin, jefe del Estado Mayor de la prefectura de Policía”, afirma. “Fueron ellos quienes me lo propusieron”, recalca, poniendo en entredicho que actuase al margen de las autoridades policiales.
Otro de los puntos principales en la declaración de Benalla es que sostiene que el casco y el brazalete policial que le valen hoy la acusación de haber usurpado la función de policía fueron entregados por “un oficial de enlace del Elíseo” y que fue un policía durante la manifestación quien le dijo de usarlo para poder ser identificado por las fuerzas del orden.
"Volvería a hacer lo mismo"
En cuanto a las imágenes que provocaron el escándalo, donde se lo puede ver utilizar la fuerza contra dos manifestantes y golpear a uno de ellos, Benalla minimiza la violencia de sus actos. Afirma además que los individuos “eran los más agitados de la banda” presente entre los manifestantes de la plaza parisina de la Contrescarpe, y recalca que lanzaban sillas y botellas mientras insultaban a la policía.
Sur cette vidéo on voit Alexandre Benalla, un collaborateur de Macron, déguisé en flic qui tabasse des jeunes. RT pour sa démission et celle de Macron. #AlexandreBenalla #MacronDémission pic.twitter.com/zmRLRarG6R
NTM le FN ????????ت????️???? (@NTM_FN) 18 de julio de 2018
“Lo que ocurre en mi cabeza es decirme ‘si no hacemos nada, van a quedar aislados, y además hay que ayudar, no vamos dejar actuar a delincuentes’, tirar proyectiles sobre la policía antimotines, son violencias voluntarias, es un delito pasible de cárcel, está muy claro en mi cabeza. Y el error que cometo entonces es de meterme. Y de dejar de lado mis funciones en el Elíseo. Es la falta por la que se me castiga luego, no porque cometí un delito, sino porque incurrí en un error político, de imagen, como se quiera calificar”, justifica.
Para Benalla, no hizo más que aplicar el “Artículo 73 del Código de Procedimiento Penal: todo ciudadano está en condiciones de detener al autor de un delito. No considero que hice un arresto, sino que aprehendí a alguien y lo entregué a la policía (…) Si no fuese colaborador del Elíseo, volvería a hacer lo mismo”, subraya.
El despido de Alexandre Benalla dos meses después de los hechos de violencia que protagonizó, fue justificado por el Elíseo por “un nuevo elemento”, el procurarse ilegalmente imágenes de cámaras de seguridad a través de agentes policías, que fueron inculpados por esto.
Sobre el punto, Benalla dijo que fue alguien de la Prefectura de Policía, a quien prefiere no identificar, que le propuso y entregó un CD con imágenes que presuntamente muestran a la pareja del 1° de mayo agredir a las fuerzas del orden, un material que el ex guardaespaldas de Macron pensó utilizar para defenderse.
Durante la extensa entrevista con Le Monde, el joven de 26 años, pone al descubierto las desinteligencias y luchas entre los distintos servicios de seguridad del Estado: la Prefectura, la protección presidencial, el servicio de seguridad de altas personalidades… Según Benalla, es su perfil atípico, el no haber egresado de ninguna institución de la élite francesa ni pertenecer a un cuerpo en particular lo que lo han convertido en un indeseable en el entorno de Macron.
En cuanto al presidente francés, parece seguir de cerca los detalles del caso que han hundido su popularidad a su peor nivel desde que llegó al poder. Durante las fotos que ilustrarían la entrevista de Le Monde, organizada en el apartamento de un ex periodista convertido en empresario, apareció Michèle Marchand, una figura muy cercana a la pareja Macron, apunta el vespertino.
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